La historia de Pepo solo la sabe él y no puede contárnosla. Forma parte de nuestro refugio desde hace más de 10 años, es uno de nuestros veteranos y lleva más tiempo siendo parte de la asociación que la mayoría de voluntari@s, por lo que le tenemos mucho cariño.

Pepo es todo un personaje, de pronto te pide mimos, que te regaña si lo tocas sin su permiso. Cuando entramos a su patio te mueve muy contento el rabito y te sube sus patitas con la esperanza de llevarse algún premio. Eso sí, él decide cuando puedes acariciarlo y dónde, y si algo no le gusta, rápidamente pone su límite. 

Es un perro mayor y tranquilo, le gustan las chuches y que le digas cosas bonitas, pero no intentes ponerle un arnés porque él no lo necesita: le gusta estar libre sin ataduras, sin que nadie lo controle o le diga por donde tiene que pasear, y por supuesto, ¡ni hablar del veterinario! Las visitas deben ser con previa anestesia y por lo tanto intentamos reducirlas al mínimo para no ponerlo en peligro.

Pepo es soberbio, elegante, seguro de sí mismo, sin miedos, con carácter; pero también agradecido cuando se le presta atención y muy sensible, nuestro Pepo es así y hay que quererlo como es. Su “pase” es que sufre de infección de oído crónica y quizás de ahí venga su carácter inestable, si alguna vez has tenido dolor de oído sabes la agonía que es y probablemente tu tampoco querrías que te toqueteasen. Aunque el tratamiento más eficaz sería con gotas óticas, al no poder manipularlo solo podemos administrarle medicación oral, que le alivia en las épocas más fuertes pero no es tan eficaz…

La adopción de Pepo es difícil y somos conscientes, nuestro abuelete necesitaría una familia con experiencia, con tiempo y ganas de trabajar con él, que esté dispuesta a buscar la ayuda de un educador y que le enseñe las cosas que desconoce y que por eso desconfía, por ejemplo, que ponerse un arnés significa que se irá a la calle a ver el mundo. 
Mientras el milagro ocurre, nosotros lo cuidaremos y querremos como uno más de la familia y aquí siempre tendrá su hogar. 

Como sabemos que es poco probable que lo adopten, el principal objetivo con Pepo es encontrarle padrinos. Una familia a distancia que se preocupe por él, le manden regalitos, nos ayuden con su manutención, y a cambio, como a todos los padrinos, les enviaremos fotitos y videos suyos y le contaremos sus anécdotas y su día a día. Es un perrito muy sociable con hembras y, hasta que se va adoptada, va compartiendo turno de patio con alguna perrita así que no solo sabrás de Pepo si no también de su compi de esa semana/mes.

¡Apadrina a Pepo y forma parte de su vida!