Recibimos el aviso de que había una perrita deambulando sola por un pueblo cercano a Granada. No tenía chip, ni ningún tipo de identificación, y aunque lo comprobamos, nadie parecía buscarla. No sabemos nada de su pasado, si alguien la abandonó o si quizás se escapó a algún lado… pero ahora forma parte de la gran familia del refugio hasta que le encontremos una propia.

Cuki entró siendo muy miedosa, pero poco a poco ha ido perdiendo el miedo. Ahora, aunque sigue siendo reacia a desconocidos, una vez toma confianza es muy cariñosa y juguetona, con los voluntarios que conoce se deja abrazar y besuquear. De hecho en su hora de patio a menudo la encontramos panza arriba esperando a que le rasquemos la barriquita.
A pesar de su timidez, en el veterinario se deja manipular bien. Por su carácter creemos que podría convivir con niños, aunque sería mejor que fueran más bien grandes para que no la agobien y sepan darle su espacio para confiar.

Con los de su especie se lleva muu bien, es muy sociable tanto con machos como con hembras, y no tiene problema en compartir comida y siestas con ellos. Seguro que con un hermano perruno en su nuevo hogar harían muy buenas migas. No sabemos qué opina de los gatos pero si se necesita se podría probar.

Todavía va un poco inestable en los paseos, probablemente en el pasado no ha salido mucho con correa y arnés antes de entrar al refugio, pero no tiene miedos a ruidos fuertes o multitudes, solo le falta práctica. Cuki aún es muy jovencita y necesita tiempo para aprenderlo todo, pero creemos que con paciencia y mimo será una compañera de vida estupenda.

Cuki necesita personas empáticas y pacientes, que le den tiempo y espacio suficiente para acostumbrarse a todas las cosas nuevas que aún le quedan por conocer. Debe ser una familia con algo de experiencia en perritos inseguros y que estén dispuestos a enseñarle desde el cariño.